Atlas agencia

La oscuridad se ha hecho muy evidente bajo tierra en metros como el de Madrid o Valencia. Los andenes se convierten en vías de evacuación. Peor suerte la de a quienes el apagón les ha pillado en mitad de un túnel. Caminando en penumbra, los pasajeros buscan la luz en el exterior. Ya en la calle, los agentes precintan las entradas y hay quien busca explicaciones que nadie tiene. La incomprensión también viaja a bordo de los aviones que acaban de aterrizar. Aeropuertos como el de Barajas han podido seguir funcionando con los sistemas eléctricos de contingencia, pero no se han podido evitar los retrasos. Con algo más de información en las estaciones de tren, pero sin posibilidad de ponerlos en marcha. Los usuarios esperan en Tarragona, en Madrid se aglomeran frente a Atocha o Chamartín, en cuyo interior apenas queda sitio para seguir esperando. Lo mismo en Valencia, donde algunos han tenido que bajarse de los cercanías y llegar a su destino andando entre las vías. El funicular de Bilbao se ha detenido a mitad de trayecto y en la búsqueda de medio de transporte los autobuses se han visto con el lleno absoluto.

-Redacción-