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Era, hasta hoy, el desconocido de la trama. El empresario Juan Carlos Cueto llegaba a la Audiencia Nacional con gorro y gafas de sol. El juez le coloca como el cabecilla, quien tuvo un papel dirigente, dice, en la génesis y la ejecución de los contratos que se investigan. En su primera declaración ha negado el pago de comisiones por la adjudicación de los contratos y asegura que no realizó la compra de material sanitario para enriquecerse sino en favor de los españoles. Ha salido de la Audiencia Nacional en libertad con medidas cautelares. En el auto el juez narra cómo Cueto conoce al asesor del Ministerio, Koldo Izaguirre, a través de otro de los investigados, Víctor de Aldama, considerado por el magistrado como la persona que tenía un pase especial en el Ministerio. Fue él quien se enteró de que Transportes necesitaba material de protección y quien presentó la oferta de la empresa a la que finalmente se le adjudicó. Entre los contratos conseguidos está el del Gobierno balear: dos millones de mascarillas que no cumplían con los estándares firmados. Según el anterior Gobierno de Armengol, pidieron la devolución del dinero, aunque no concretan por qué no lo hicieron de manera inmediata. Una reclamación de la que eran conscientes en la presunta trama y que trataron de parar. Según el auto, Cueto ha pedido a Koldo en varias ocasiones que intercediera para que esa devolución no prosperara hasta el 12 de enero, un mes antes de las detenciones, ya con el actual Ejecutivo del PP, quien ha anunciado que va a devolver el dinero de los fondos europeos con los que se pagó ese contrato porque las mascarillas nunca se han usado.

-Redacción-