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Con la misma solemnidad con la que el año pasado firmó la convocatoria del fallido referéndum independentista. Es la idea de Artur Mas, de un fausto a la altura de la historia que quiere escribir. Que el 27-S tiene carácter plebiscitario en su partido lo tienen clarísimo. El temor viene más con el posible resultado. "Que la gente, delante del miedo, no se espante. Que las cosas se están haciendo muy bien hechas. Según reconocimiento internacional. Y aquí va a dependender en buena medida de nosotros. Si la mayoría es amplia, es potente, es sólida, no dudéis que Europa estará siempre al lado de la democracia". Así lo ha explicado el coordinador general de CDC, Josep Rull. A sus exsocios de Unió les preocupa el doble frente creado entre los que piensan en las generales, dicen, y los que piensan en la independencia. "Nuestra prioridad sigue siendo, evidentemente, Cataluña, sus problemas, su gobernabilidad, el encaje entre Cataluña y España, los retos que tenemos de solucionar una situación que no podemos aceptar, pero también con los aspectos relacionados con la necesidad de gobernar el país, gobernar Cataluña a partir del 27 de septiembre", indica su secretario general, Ramón Espadaler. Y en ese sentido, se empiezan a barruntar guiños entre distintos partidos. Desde el PP, advierten de que no se trata de votar izquierda o derecha, que es otra cosa. "Éstas no van a ser unas elecciones para cambiar de país. Éstas van a ser unas elecciones para cambiar de gobierno", comenta su portavoz adjunto en Cataluña, Santiago Rodríguez. Y le piden a Mas que deje de prometer lo imposible.

-Redacción-