Atlas agencia

Miquel Barceló es un artista que no nos deja nunca indiferentes y que ahora vuelve al origen, a sus clásicos y a sus obsesiones, tras presentar en la galería Elvira González ‘Flores, peces, toros’, una vuelta a sus temas clásicos: el mar, los bodegones, los toros, con más de 30 obras, entre pinturas y cerámicas. Durante la presentación de la exposición él se plantó como uno de sus toreros en el centro de la plaza, con los periodistas en el tendido para ver a un maestro del arte que reconfirma la tauromaquia como fuente de inspiración. Faenas en lienzo o arcilla que esconden secretos que no se ven. Así trabaja el artista vivo español más cotizado del mundo, sabiendo cómo entra al ruedo, pero sin saber cómo saldrá de él. “Los cuadros a veces empiezan siendo una plaza de toros y acaban siendo un bodegón”, asegura a la prensa. Un proceso de creación tan caótico como ese pelo revuelto que parece cubrir una cabeza en constante ebullición. Hasta el fondo del mar se sumerge cada día en su Mallorca natal y lo que ve, lo plasma, a brochazos o a puñetazos, como una obra de arcilla en la que, a puñetazos, consiguió hacer la forma y abrir la boca de la figura.

-Redacción-