El objetivo de su cámara fue una parte más de su viaje. Desde Camerún hasta Marruecos, David siempre la llevaba en su mano y grabó su ruta, que duró casi dos años. En el camino, cruzar el desierto del Sáhara fue una odisea. Tras seis semanas en Argelia, en Marruecos se encontró con la frontera más difícil de cruzar. Lo intentó 15 veces en patera y 40 en la valla hasta que lo consiguió. Diez horas de grabación que se han resumido en los 60 minutos que dura su primera película documental, Les Voyageurs. Ahora, David recuerda su historia y se siente un afortunado. La cámara que un día tomó en sus manos no solo capturó su historia, también dio voz a miles de migrantes que intentan lo que él ha conseguido.