Sambel acude a su revisión a tan solo unos días de volver a su casa en Guinea Bissau. De sus problemas cardíacos ya solo queda una cicatriz y una realidad totalmente distinta a la que tenía. Con una sonrisa y bailando, otra niña, Assanato, celebra con su padre de acogida que tras muchas complicaciones todo ha salido bien. Hoy ambos están emocionados porque por fin les pueden dar el alta. Dos historias con final feliz gracias a toda una red de solidaridad que confluyen en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada. En sus países sus patologías no tienen cura, pero gracias a la ONG Infancia Solidaria ya son más de 600 los niños que, como Sambel y Assanato, han podido recuperar su sonrisa.