Alba mira la que fue su casa durante siete años. Sufría estrés debido a la convivencia con dos pisos turísticos en el mismo edificio. No vio otra alternativa que irse del piso. Otra afectada, Esther, vive rodeada, y confiesa que está desesperada. En esta zona de l’Eixample de Barcelona el turismo no para de crecer, algo que complica la vida cotidiana de los vecinos. Una difícil convivencia que les obliga a reclamar más medidas para no tener que dejar sus casas.