Con corbata negra, sentados en estrados... el lunes, primer día de juicio, Álvaro garcía Ortiz negó haber filtrado el correo del abogado del novio de ayuso. Después vio como dos jefas de la fiscalía madrileña se enzarzaban por su caso... Una, dejando claro que siempre sospechó de él. Otra, acusando a su compañera de tener inquina por el fiscal general y su equipo. Tras la jornada de fiscales, el martes, de nuevo corbata negra, desde la misma silla escuchó cómo el jefe de gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, cargaba contra él. Y como el denunciante, Alberto González Amador, le acusaba de todos sus males. El miércoles la imagen no cambió: la corbata negra, el sitio en el estrado para escuchar a seis periodistas hablar sobre el derecho a no desvelar fuentes. Tres de ellos hicieron soplar el viento a su favor al decir que recibieron el correo antes de que él lo tuviera. A él, al investigado, lo escucharemos el miércoles. Será el último, antes declararán más fiscales y los agentes de la UCO que registraron su despacho.