Esquerra le pide al presidente un juramento: "Jure y perjure que no estamos frente a la Gürtel del PSOE, que no veremos nunca en un papel P.Sánchez", le decía Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso. Y a todo el Partido Socialista les sugiere algo así como tatuarse un principio: "Grábenselo a fuego, señorías del PSOE. La izquierda no puede robar. Esta gente si", y lanzaba una señal a la bancada popular para marcar categorías "entre corruptos cutres y corruptos premium". Eso es lo que más ha molestado a Sánchez: "No voy a aceptar que usted haga de la anécdota una categoría". A anécdota reduce lo ocurrido en el PSOE: "Porque la izquierda no es corrupta, la izquierda no roba". Pedro Sánchez refuerza en su discurso la necesidad de mantener la coalición para avanzar en la agenda social, aunque hoy se ha encontrado con el plantón de Yolanda Díaz y otros dos ministros de Sumar. Los que sí han ido lo han hecho por compromiso con la Cámara más que con el Gobierno: "La ministra de Sanidad y yo hemos venido porque teníamos pregunta parlamentaria", ha querido dejar claro Pablo Bustinduy, ministro de Consumo. El presidente, intentando no perder la confianza de sus socios, manteniendo reuniones con ellos. Tras la celebrada con ERC, Rufián decía haberse encontrado "con un presidente tocado" y salía con su compromiso de aplicar sanciones a las empresas que participan en la corrupción. Sin embargo, hay aliados, como Podemos, que han escogido otro camino y ya le han cerrado la puerta. Su secretaria general, Ione Belarra, lo decía claramente: "Políticamente la legislatura está muerta. Creo que ha llegado a su fin".