Juan es uno de los últimos comerciantes que quedan en el centro de Valencia. A solas con sus máquinas de coser recuerda lo que antes era el barrio. Pero el turismo lo ha cambiado todo. Donde antes había comercios, ahora hay tiendas de souvenirs, bares y, sobre todo, apartamentos turísticos. Los locales se reconvierten y el número de pisos destinados al alquiler turístico se dispara; ya son casi 20.000 en toda la provincia. Juan resiste. Heredó el negocio de su padre. El paso de los años se nota en cada rincón. Historia reciente las máquinas que repara. Sin relevo generacional, Juan sabe que cuando eche la persiana su negocio también desaparecerá.