Los musicales viven un gran momento y, en muchos de ellos, el protagonismo recae en niños y niñas que despliegan un talento sorprendente. Para conocer cómo afrontan este ritmo, hablamos con algunos de estos jóvenes artistas. Nada más abrirse el telón aparece Noa, que canta, baila y toca el piano. Con solo 14 años ya suma cuatro producciones en su currículum. “Con dos años ya estaba cantando”, recuerda. Una trayectoria similar a la de Cloe, volcada desde muy pequeña en la interpretación y con el sueño de dedicarse profesionalmente al espectáculo: “Cuando era muy pequeñita me encantaba cantar y bailar y mis padres veían que me gustaba mucho”. Ambas coinciden en que las horas de ensayo son muchas y obligan a renunciar a tiempo libre. El mayor desafío, aseguran, es compaginar esta dedicación con los estudios. En la Comunidad de Madrid se controla especialmente el rendimiento académico de los menores que forman parte de un musical debido a los horarios de ensayo y función. Aun así, saben que el esfuerzo es el camino para alcanzar sus metas. Y esa, dicen, es la mejor lección que aprenden en la escuela donde se forman.