Son auténticas joyas que pasan desapercibidas, escondidas en las entrañas de unas fachadas que tanto visten la ciudad. La nueva normativa de seguridad amenaza su esencia. Habría que adaptar todos los ascensores que no cumplan con los niveles de seguridad; todos, menos los que están protegidos. Por eso, Paula ha recorrido San Sebastián, de portal en portal, buscando sus tesoros, sus ascensores históricos y llenando los buzones de cartas. Poco a poco, ha forjado una red de vecinos decididos a salvaguardar estas reliquias. En los 80 ya desaparecieron el 90% de 400 ascensores históricos en uso, por eso piden al Ayuntamiento que, en vez de sustituirlos, los rescate como el valioso patrimonio que son.