Venimos de un verano que apunta a situarse el primero o el segundo entre los más cálidos, a la altura del de 2022 y superando al de 2003, según la AEMET. Las temperaturas han llegado a estar hasta 4 grados por encima de la media. Pero no sólo en el aire, también en el mar. Y si hablamos del otoño, esto es lo más preocupante, porque toda esa energía acumulada en el mar se transfiere a la atmósfera: más calor en el mar supone más vapor de agua y más humedad en el aire, y eso implica una atmósfera más cargada de energía. Era junio todavía y el Mediterráneo superaba los 30 grados: 30'5º registraba la boya de Dragonera el 30 junio. Y ese Mediterráneo, que los climatólogos califican de "tropical", es gasolina lista para estallar cuando una cerilla encienda su mecha. La cerilla, explican, no tiene por qué ser una DANA. Puede ser una vaguada o una simple tormenta de levante. Este otoño, addverten, hay que mirar más al cielo que nunca, estar vigilantes cada día. Además, porque la AEMET ya advierte de que este otoño, como los anteriores, será más cálido de lo habitual.