Un año después, Valencia enmudece. Con banderas a media asta y emotivos minutos de silencio, como en Chiva, justo donde el barranco empezó a desbordarse por la mañana y todavía hoy las cicatrices siguen abiertas. "Aunque no lo quieras la mente se nos ha ido un año atrás. No hay nada que conmemorar ni nada que celebrar", asegura Ernesto Navarro, alcalde de Chiva. Con 229 mantas térmicas, cada una con su nombre extendidas frente al Palau de la Generalitat, rinden un sentido homenaje a cada vida que se llevó la DANA. "Es muy importante que se visualice la magnitud de nuestra tragedia, que no estamos hablando de números, son 229 vidas sesgadas y las de sus familias". Con Mazón muy presente han recorrido el itinerario que, según él, realizó aquella fatídica tarde desde el Ventorro a la Generalitat. Mientras, los estudiantes del colegio del barrio de La Torre han cruzado el Puente de la Solidaridad. "Aquí es donde todos nos sentimos arropados, acompañados, la gente te traía de todo, comida, es que fue increíble, la verdad", afirma una profesora. Para homenajear a los miles de voluntarios que se volcaron con los pueblos arrasados.