El problema de la vivienda y la precariedad laboral siguen aumentando la desigualdad
Cáritas denuncia que la mejoras laborales y sociales no llegan a los más vulnerables
Marga vive con sus dos hijos, uno enfermo de esquizofrenia. Sobreviven gracias a que cobra el ingreso mínimo vital y la pensión de su hijo. Todos los días va a Cáritas a por comida. La mejora de los datos económicos a nivel global no llega a quienes más lo necesitan. Sandro tiene 60 años y una vida muy complicada. Él trabaja con un contrato de inserción social montando muebles gracias a Cáritas y con eso tiene que pagar el alquiler. También Jordi lo pasa mal para pagar el alquiler. Tiene que tener dos empleos de técnico sociosanitario porque si no, no llega. Vida muy dura la de algunos para salir adelante.