Como una luz en su camino de oscuridad. Así describe Ainhoa a su perrita Brave. Un camino complicado que comenzó cuando tenía 8 años. Comenzó a sufrir bullying en la escuela por su físico.

Una situación que prefirió no contarle a nadie y, tras varios ingresos, continúa tratando un trastorno de la conducta alimentaria. En su proceso el contacto con los perros ha sido fundamental y gracias a ellos ha podido experimentar un cambio en su autoestima muy sorprendente.

Ahora con Brave siente que tiene una responsabilidad porque, dice, la felicidad de su mascota, es su razón de vivir.

-Redacción-