En realidad, su muerte ocurrió en el verano de 2024, pero pasó inadvertida tanto en su país, Inglaterra, como en España, donde protagonizó los anuncios de la Lotería de Navidad desde 1998 hasta 2005. Paseaba su figura de genio silencioso en escenarios de época, y el gesto de su soplido, como un aliento que insuflaba ilusión, permanece en la memoria colectiva 20 años después de su último anuncio. Miguel Ángel Zapata, de la Administración de Lotería Perolo, quiso ponerse en contacto con él. “Estaba realizando un proyecto mío personal, que es la ruta de la suerte”, explica. Quería que participara en su podcast, sin resultado. Hasta que las pesquisas le llevaron a averiguar su nombre, Clive Arrindell, en un homenaje del teatro británico a sus actores fallecidos en 2024. Dos meses después encontró un homenaje similar en el colegio del que fue alumno y el correo de un antiguo compañero, que confirmaron la realidad de una muerte repentina tras un tiempo difícil. Su nombre aún dice poco, pero su apodo remite a palabras importantes: infancia, recuerdos, familia.Y quien comunicó la certeza del deceso prepara otro homenaje para seguir fijando el recuerdo de este símbolo de la fortuna.