Se les puede ver en salidas y llegadas. Son personas sin hogar que han hecho del aeropuerto de Málaga su residencia. En la terminal del Pablo Picasso van con sus carritos o se sientan junto a otros viajeros, haciendo su vida entre los miles de pasajeros que, a diario, visitan este aeropuerto. Luis es uno de sus moradores, tiene 76 años y lleva siete viviendo en la T3. Le conocen muchos trabajadores y prefiere vivir en el aeropuerto que en un albergue o un asilo. Pero los hay que tienen problemas con el alcohol, con la higiene e incluso con la convivencia, por eso los trabajadores piden una solución. Y aunque Aena ha informado a l os Servicios Sociales municipales, por el momento la situación es la misma: personas que viven en este aeropuerto internacional.