Una manta térmica cubre el cuerpo del hombre asesinado. Es el expolítico ucraniano Andriy Portnov. Al filo de las 9:00 de la mañana acababa de dejar a dos hijas en este colegio de Pozuelo y, ya junto a su coche, recibe varios impactos de bala en la espalda y en la cabeza. Varios agentes inspeccionan la zona y localizan cinco casquillos de bala. Revisan también el maletero del vehículo y recogen el testimonio de varias personas que hablan de hasta tres individuos, uno de ellos encapuchado y vestido de negro, aunque no descartan que se haya cambiado de ropa tras disparar. En el colegio, la dirección avisa de lo sucedido y muchos padres optan por recoger a sus hijos. Frente al centro hay una residencia de estudiantes. Agentes a caballo, ayudados desde el aire por drones y un helicóptero, peinan la zona buscando al autor o autores del crimen. Muy cerca hay una arboleda, y algo más alejada está la Casa de Campo. Pasadas las dos de la tarde, empleados de la funeraria procedían al levantamiento del cadáver.