En un contexto en el que España registra una de las tasas de natalidad más bajas de la Unión Europea, el pequeño municipio de Zarra, con apenas 370 habitantes, ha vivido un acontecimiento muy bien recibido por todos: el nacimiento de Dafne y Damián, con solo dos días de diferencia. Dos nuevos vecinos que han devuelto la ilusión a este rincón del interior de Valencia. Raúl Martínez, alcalde de Zarra, no oculta su emoción: “Es una alegría inmensa para todos”. Las familias de los recién nacidos representan también el nuevo rostro del pueblo. Lorelei y Raúl, de origen mexicano, llegaron buscando tranquilidad para criar a sus hijos. Estefanía, gaditana, y Joan, de Paterna, gestionan una ganadería con más de 450 cabras, apostando por una vida rural y sostenible. Pero junto a la alegría, surge una petición urgente: la necesidad de un pediatra que garantice atención sanitaria en el propio municipio. “Queremos criar a nuestros hijos aquí, pero necesitamos servicios básicos”, reclama Estefanía. Mientras tanto, Dafne y Damián crecen rodeados de naturaleza y comunidad. En Zarra, su llegada no solo representa una nueva vida, sino también una oportunidad para que el pueblo siga vivo.