En la base de Santiago de Compostela, los pilotos del 43 Grupo del Ejército del Aire realizan las últimas comprobaciones antes de despegar hacia uno de los incendios que avanza por el monte en Ourense. “Llegamos a pantanos, ríos o mar y debemos decidir si podemos cargar o no, sin indicaciones de viento ni de altura del agua”, explica el capitán Francisco Javier Gimeno, capitán 43 Grupo Ejército del Aire. La carga de depósitos es uno de los momentos más críticos: apenas diez segundos a 150 km/h para recoger 300 litros por segundo. “Los golpes en el casco del avión son muy fuertes, del tamaño de la palma de la mano”, relata. Cada descarga libera seis toneladas de agua a más de 200 km/h, lo que exige coordinación para no poner en riesgo a los equipos en tierra. Con turbulencias y visibilidad reducida, vuelven a base solo para repostar y salir de nuevo hacia otro frente.

DESCRIPCIÓN DE IMÁGENES

1. RECURSOS HIDROAVIÓN Y PILOTO.

2. TOTALES JAVIER GIMENO, CAPITÁN 43 GRUPO EJÉRCITO DEL AIRE.