Son algunos de los reservados del restaurante el Ventorro, en Valencia. Comedores pequeños en los que cabe poco más que una mesa y varias sillas. La duda sigue siendo cuál fue el que eligieron Mazón y la periodista Maribel Vilaplana para comer aquel 29 de octubre, mientras la riada inundaba Valencia. El dueño del restaurante aseguró en su declaración, que se trataba de una estancia muy pequeña, de apenas tres metros cuadrados. Había una mesa, concretamente para cinco comensales. Una definición que ahora, la jueza de Catarroja quiere corroborar. Le pide al empresario que aporte una fotografía exacta y las medidas de ancho y largo del reservado. La periodista declaró que durante la comida, no pudo escuchar las conversaciones que mantuvo Mazón cuando se levantaba de la mesa. Por eso, tanto la imagen como las medidas son necesarias, asegura la jueza, para valorar si Vilaplana pudo escuchar o no, las llamadas de Mazón con la exconsellera Salomé Pradas. Le requiere también al propietario la factura de la cuenta y la comanda de la comida que duró casi cuatro horas. Un día es el plazo que tiene Alfredo Romero, el dueño del Ventorro, para aportar esos documentos a la causa.