Toño murió en su casa de un paro cardíaco por los golpes que le propinaron. Según las únicas dos testigos, su mujer, presente presuntamente en el crimen, y su cuñada, fueron dos encapuchados. A partir de aquí los supuestos agresores se esfumaron. Ninguna cámara de seguridad los captó. Los vecinos no vieron nada y los perros del fallecido no ladraron en ese momento. Hay quien apunta a que los presuntos asesinos de Toño, ganadero de 60 años, podrían ser conocidos. Se desconoce el móvil del crimen, porque aparentemente no robaron dinero. Algunos vecinos aseguran que Toño tenía problemas con su familia por una herencia. La Guardia Civil acudió meses antes al domicilio por una discusión entre la pareja. Los agentes buscan imágenes en el único acceso para llegar al pueblo; también el arma del crimen. El cuerpo de Toño no será incinerado hasta que se terminen las labores de investigación.