Con destino final al Consulado de Israel, cientos de manifestantes inundan las calles más céntricas de Barcelona. Una enorme marea de gente paraliza carreteras y forman auténticas barricadas quemando contenedores. Los bomberos apagan a contrarreloj el fuego mientras a ambos lados de la calle la situación se complica. Con grafitis, palos, piedras y patadas, algunos de ellos pintan y rompen escaparates de negocios vinculados con Israel. Decenas de agentes tratan de contener los piquetes por tierra y también vigilan por aire la protesta. Pero de poco sirven los esfuerzos. Cuando consiguen apagar un foco, se enciende otro. La Guardia Urbana cifra en 15.000 las personas que han acudido a esta protesta que, bajo el lema “Lo paramos todo por Palestina”, exigen un alto el fuego permanente y el embargo total de armas a Israel.