La primera chispa, según las hipótesis, surgió de una máquina cosechadora. De ahí habría nacido este monumental y violento incendio que ya ha arrasado miles de hectáreas. Las llamas alcanzaron velocidades de hasta 28 kilometros por hora adentrándose, sin previo aviso, en las comarcas leridanas de La Segarra y La Noguera. Decenas de miles de personas han tenido que ser confinadas. Hoy en esta residencia de ancianos cuentan cómo fueron esas angustiosas horas donde el cielo se tiñó de naranja. Más de una treintena de dotaciones de bomberos y 150 efectivos han trabajado a destajo sobre el terreno. En su mayoría zona agrícola, con masías, cobertizos, pajares y granjas con animales devoradas por las llamas. Las autoridades advierten que es el primer gran incendio pero no el último. Viene un verano complicado.