Las páginas de un libro se volvieron incomprensibles para Ramón tras el ictus que sufrió hace un año: "Desde entonces leo pero tardo muchísimo en leer". Entre las secuelas que le dejó el daño cerebral está la alexia, un problema que incapacita o dificulta la lectura y que convierte en un esfuerzo cada sesión de terapia: "Las palabras las puede leer pero, a veces, tiende a confundir alguna letra con otra", cuenta Rafael Santana, neuropsicólogo de la clínica Masvita. Sin embargo, este lector no se rinde porque en la historia de su constancia todavía no está todo escrito.

-Redacción-