Una UCI para las tortugas
La Fundación para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos se encarga del tratamiento de estos animales

Pepita es una tortuga que llegó al centro de recuperación de animales marinos en septiembre. La herida atravesaba su caparazón y los veterinarios temian por su vida. Lucía Garrido, responsable del área crítica y rescate de la Fundación para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos (CRAM) explica que “Pepita ha estado bastante tiempo en la UCI. De hecho es un animal que su vida estaba comprometida por la lesión que tenía y ahora lo que estamos valorando es como va la evolución en sus aletas traseras para ver la movilidad que tiene”. Una veintena de tortugas recibe tratamiento en esta UCI. Son rescatadas por pescadores cuando quedan atrapadas en sus redes. “Suelen venir con embolia gaseosa que es producida por la propia red de arrastre que causa una subida y burbujas de nitrógeno en el interior de las tortugas que las tratamos con la cámara hiperbárica”, nos cuenta Lucía. El 90% de las tortugas libera plásticos durante su ingreso. Montse Pal, las responsable de comunicación de la Fundación CRAM, nos enseña los que Pepita acumulaba en su interior: “Nos encontramos desde tapones de botellas, diferentes residuos plásticos de diferente dureza, incluso algún palito de caramelo”. “A nivel de contaminación marina tardaremos bastantes años en ver una mejoría porque el mar ya está contaminado”, añade Garrido. La Fundación CRAM y su centro han obtenido un premio por su labor medioambiental, aunque el mejor trofeo es éste, el momento más emotivo, cuando las tortugas dicen adiós a quienes cuidaron de ellas.
-Redacción-