Todo empezó cuando un hombre le robó el teléfono móvil a un policía que se encontraba fuera de servicio en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz. Tras la intervención del agente, el individuo, que había sido detenido hasta tres veces en las últimas semanas y había salido de la cárcel hace un mes, terminó falleciendo. Los sindicatos policiales mantienen que la reducción fue legítima. Ahora el policía está detenido por un presunto homicidio imprudente. La autopsia será clave para determinar si el juez mantiene o no dicho cargo contra él.