La desaparición de Matilde Muñoz Cazorla, conocida como Mati, ha terminado de la peor manera posible. Su cadáver ha sido hallado semienterrado en una playa de la isla de Lombok, en Indonesia, tras dos meses de búsqueda. La turista española, de 72 años, había llegado al país a principios de verano para disfrutar de su jubilación, combinando sus dos pasiones: los viajes y el yoga. La noticia se conoció este domingo 30 de agosto por la tarde, y ya hay dos personas detenidas que habrían confesado haber planeado su asesinato, según fuentes locales. La investigación apunta a irregularidades en el hotel donde se alojaba, y a un mensaje sospechoso enviado desde su móvil, en un inglés mal escrito que no se correspondía con el dominio que Mati tenía del idioma. En él, supuestamente anunciaba que se marchaba a Laos, lo que levantó las primeras sospechas. La denuncia inicial fue presentada por Olga, amiga de la víctima, el pasado 28 de julio en Sant Feliu, Barcelona y posteriormente reforzada por un sobrino en Alcalá de Henares, Madrid. Desde entonces, familiares y amigos vivieron semanas de angustia marcadas por la inacción de la policía local y la falta de respuestas. Mati había enviado su último mensaje el 1 de julio a unos amigos y el 29 de junio felicitó a su hermano. Desde entonces, nada más se supo de ella. Su muerte ha conmocionado a quienes la conocían y ha abierto un debate sobre la seguridad de los turistas en destinos exóticos. Ahora, con el hallazgo del cuerpo y las primeras detenciones, se espera que la investigación avance y se esclarezcan las circunstancias de un crimen que ha sacudido a dos continentes. En Lombok, el misterio se ha despejado, pero el dolor permanece.