Dos hombres han sido hallados muertos tras desaparecer cuando circulaban en una furgoneta arrastrada por la crecida del río Guadalhorce. El último de los cuerpos ha sido localizado esta misma mañana en el término municipal de Cártama, muy cerca de donde ya se había encontrado el de su amigo, en la desembocadura del río Fahala, cuando se une con el Guadalhorce. Las víctimas eran dos amigos vecinos de Alhaurín el Grande. Uno de ellos, Antonio Francisco, de 54 años, era un hombre muy querido y conocido en el municipio por regentar una cafetería. Ambos viajaban en una furgoneta que no resistió la fuerza del agua tras las intensas lluvias. En muy poco tiempo se registraron hasta 130 litros por metro cuadrado, lo que provocó que el Guadalhorce alcanzara su máximo nivel histórico. La búsqueda de los desaparecidos ha movilizado a unos 150 efectivos, entre ellos cerca de 100 voluntarios, además de perros especializados llegados desde Madrid en helicóptero, que han centrado los trabajos en las zonas donde se creía más probable que hubieran sido arrastrados. Mientras continúan las tareas de limpieza, los bomberos siguen retirando barro en distintos puntos del valle. Vecinos como Fernando o Iván muestran las consecuencias de la riada en sus casas y negocios, anegados por el agua en lugares como Estación de Cártama. Las escenas de vehículos arrastrados y viviendas inundadas se repiten cada vez que se produce una DANA, aunque algunos residentes aseguran que las obras realizadas tras el episodio del año anterior han evitado daños mayores. El alcalde de Cártama, junto a la delegada de la Junta, ha reclamado la construcción de la presa de Cerro Blanco como medida para prevenir futuras inundaciones del Guadalhorce y almacenar agua ante fenómenos extremos, que los científicos, insisten en señalar, ocurrirán cada vez más a menudo y con más fuerza debido al calentamiento de la tierra consecuencia del cambio climático.