Emergencias alerta de que las condiciones de los incendios en Galicia podrían empeorar
La voracidad del fuego es tal, que los vecinos buscan defender sus casas como pueden, con palas, cubos de agua y mangueras
Un bloque de fuego acecha un restaurante en Cualedro. En pocos segundos se desata el caos. El personal comienza a echar agua en un depósito de gasoil cercano para que no vaya a más. La cercanía de las llamas obliga a desalojar una residencia de ancianos. A tan solo 7 km arde a la vez otro foco en Petín. Todo Ourense, y también Lugo, cubiertos de una cúpula de humo y ceniza; cielos negros se mire donde se mire. Comienzan a llegar las alertas de Protección Civil a los móviles y la situación empeora por segundos. Los esfuerzos para sofocar las lenguas de fuego son cada vez mayores. Tras días sin descanso, los equipos de extinción trabajan con dificultades para respirar. Desde el aire, la imagen es desoladora: columnas de humo que dificultan la visibilidad y obligan a los equipos aéreos a parar. La voracidad es tal que los vecinos, ante el avance de las llamas, se echan las manos a la cabeza y buscan defender sus casas como pueden, con palas, cubos de agua y mangueras. Indispensable llevar mascarilla para poder respirar. Impotentes, son incapaces de contener las lágrimas constantemente al ver su tierra convertida en cenizas y devorada por las llamas.