La Guardia Civil desaloja a los okupas que se han atrincherado delante del edificio. Momentos de tensión que acaban con cuatro de ellos detenidos por resistirse a los agentes. El inmueble pertenecía a una constructora que quebró, y desde hace una década viven en él 40 familias. No tiene la imagen de un edificio ocupado porque han instalado paneles solares y bidones en la azotea para tener agua y luz, y hasta han creado su propia comunidad de vecinos. Pero un nuevo propietario ha comprado el edificio y, alegando riesgo de derrumbe, ha mandado destruir los depósitos de agua y cortarles la luz, creen que como medida de presión para que se vayan. Desde hace días montan guardias para evitar que la empresa anti ocupación les corte el suministro. Un tira y afloja que mantiene en tensión a todo el vecindario.

-Redacción-