El monte carbonizado a escasos metros de las viviendas es el resultado del trabajo de los bomberos a última hora de la tarde, justo cuando las llamas acechaban las puertas. Durante la noche, un viento más fuerte de lo esperado complicó el trabajo de los efectivos terrestres. Mientras, de los 2.000 evacuados, casi la mitad pernoctaba en el espacio habilitado por los servicios de emergencia en una noche en la que las altas temperaturas tampoco han dado tregua. Ya por la mañana crecía el optimismo entre la gente de cara al incendio, aunque guardando la prudencia. La evolución favorable del flanco izquierdo ha permitido que los vecinos y turistas de las urbanizaciones situadas más al sur volvieran a los domicilios y a los hoteles, noticia que era recibida entre aplausos. El resto aguarda con paciencia mientras los profesionales continúan trabajando.