Aquella conversación ha demostrado años después que el médico que estaba al otro lado del teléfono había cometido una negligencia por cómo les atendió. Ha sido condenado a dos años de cárcel por homicidio imprudente y a cuatro de inhabilitación. A los padres de Aitor la sentencia les parece insuficiente. Hace 7 años se publicaron las llamadas de Carmen al 112. Su hijo Aitor de 23 años no podía respirar y, sin embargo, el facultativo no aplicó el protocolo, no realizó las preguntas relevantes para valorar su estado y no envió la UVI móvil. Rotos de dolor, los padres hicieron públicos los audios de las llamadas. En aquel momento, la Comunidad de Madrid les ofreció 10.000 euros de indemnización que rechazaron porque les parecía un insulto. Ahora después de seis años de dura instrucción, el juez finalmente le condena a dos años de cárcel y cuatro de inhabilitación. La familia recurrirá la sentencia al considerarla insuficiente porque no se contempla la omisión del deber de socorro.