Comerciantes y hosteleros de Sevilla afrontan en agosto una caída en la actividad derivada de la combinación de altas temperaturas y el vaciamiento de la ciudad, dado que los vecinos de la capital hispalense aprovechan para marcharse de vaccaciones. La ciudad registra cada verano un “éxodo” de vecinos a zonas costeras o rurales, lo que deja calles y plazas menos transitadas, especialmente en las horas centrales del día. Según los comerciantes y empresarios de la ciudad, la menor afluencia se refleja en ventas más bajas y en una reducción de reservas en bares y restaurantes, pese a la llegada de algunos turistas. Para paliar el impacto, algunos negocios optan por ajustar horarios, ofrecer promociones o reforzar la actividad en franjas de menos calor. Las asociaciones empresariales señalan que la situación se repite cada año y que el reto pasa por adaptar la oferta para mantener la actividad en una ciudad donde los termómetros superan con frecuencia los 40 grados en pleno verano.