A Mariluz le bastan 20 metros cuadrados y un aforo de seis clientes. Poco más espacio tienen en el bar Zuloa, en el que no llegan a 30 metros y un aforo de 15 personas. Aunque tengan menos capacidad, las cuentas salen. Además, al ser más pequeños pagan menos que otros bares de su misma zona. La diferencia es clara, aunque para estos minibares la terraza no es un privilegio, sino una necesidad, sobre todo cuando hace mal tiempo. Eso sí, estos bares se llenan más fácilmente y los clientes se sienten en familia. Porque por pequeños que sean, también ofrecen grandes ventajas.