14 años llevaba Carla con un dolor insoportable en la mano hasta que le diagnosticaron la enfermedad de Sudeck. Fue un accidente doméstico, pero el dolor iba creciendo por días. Tomaba todo tipo de pastillas, para dormir, para el dolor, pero no podía doblar los dedos. Era tan insoportable que le metieron una máquina para darle descargas y poder soportalo, y ella se pasaba 24 horas enganchada a una máquina. El doctor Francisco Piñal, cirujano del Hospital Universitario La Luz, lleva 20 años estudiando este síndrome y asegura que en muchos casos está mal diagnosticado. “Se han metido muchas enfermedades en el mismo saco y hemos visto que con una operación mínimamente invasiva el dolor desaparece por completo”. Lo mismo ha sufrido Camelia, que no podía doblar los dedos y el dolor le llegaba hasta el hombro. En menos de 24 horas su vida cambió para siempre. Las dos han recuperado su vida, han vuelto a ser como ellas eran.