Hace más de 100 años Teresa se enamoró de su primo Sisco. Querían formalizar su relación y él pidió matrimonio. Al estar unidos por lazos familiares, casarse por la Iglesia no era nada fácil. No podían pagar al Obispado y no lo consiguieron. Tuvieron dos hijos y una vida feliz hasta que Teresa murió de una pulmonía con 33 años. El cura dijo que no la iba a enterrar en el cementerio católico porque no estaba casada por la Iglesia, pero eso no fue un impedimento. Entonces, todo el pueblo se unió y construyeron el cementerio de Teresa, el más pequeño de España. Un espacio de 100 metros cuadrados dedicado a darle un lugar de descanso eterno como a todos los demás, un acto de unión y solidaridad por parte de todos sus vecinos. Al estallar la Guerra Civil, su marido huyó a Francia junto a sus hijos y no pudieron ser enterrados juntos. El cementerio es considerado bien cultural local por el Gobierno regional.