52 viviendas de lujo en medio de un bosque de pinares y encinas con vistas impresionantes al mar. Un bosque de 3 hectáreas que en 2 años ha sido sustituido por una enorme isla de hormigón. Los vecinos culpan al Ayuntamiento de Begur en Girona que dio la licencia en 2018. Los ecologistas aseguran que no cumple la normativa. Tampoco, aseguran, respeta la obligación de integrarse con el paisaje. Por eso ahora el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña obliga a los dueños del complejo a informar a los posibles compradores de que la urbanización está siendo investigada y que podría ser demolida. El Ayuntamiento de Begur se defiende diciendo que el suelo era urbanizable. Si ahora demuelen la obra, las indemnizaciones que tendrían que pagar a la constructora serían millonarias.

-Redacción-