Tenistas en silla de ruedas, cuando la pasión por el deporte lo puede todo
María y Kike son dos ejemplos de superación

Con cada golpe de raqueta, María y Kike demuestran que el carácter y la determinación pueden transformar la adversidad en una oportunidad para crecer. El tenis adaptado se ha convertido en su vía de plenitud. “Estoy muy a gusto, disfruto…”, afirma María, mientras se prepara para cada punto. Cada silla, en todo momento, está en movimiento constante: “Además de movimientos, solemos estar todo el rato con giros internos o giros externos, para que la inercia permita llegar a bolas que parecen imposibles”. Kike, por su parte, es un referente en el tenis en silla: ha sido tres veces subcampeón del mundo y ha participado en dos Juegos Olímpicos. María, que sigue sumando hitos en su palmarés, comparte con él la pasión por este deporte. “He descubierto mi deporte, he descubierto mi pasión”, asegura. Ambos han encontrado en el tenis mucho más que una disciplina deportiva: es su forma de enfrentarse a la vida y de crecer cada día. “Ese es el camino: el crecimiento personal, la esencia”, concluyen, convencidos de que, a pesar del infortunio que un día les golpeó, han sabido transformar la dificultad en energía para seguir adelante y disfrutar del presente.