La imagen de los coches apilados en las calles de Sedaví ilustra la magnitud de la tragedia. Montañas de vehículos que las hacen inaccesibles o intransitables a no ser que se camine sobre ellos. El recuerdo de lo sucedido atormenta a los vecinos. Aún hoy, coches taponan las puertas de las viviendas, impidiendo que muchos vecinos puedan entrar o salir de sus casas. Sin apenas suministros, están desesperados. Con los medios que tienen a su alcance intentan retirarlos, pero no dan abasto. Se sienten abandonados. Ninguna autoridad les ha informado de hasta cuándo tendrán que convivir con este cementerio de coches. No hay fecha ni hora para la retirada de los vehículos.

-Redacción-