Comenzaba a agitarse la tarde en Santa Fe, Granada, con un viento dispuesto a tambalear el municipio. Ni los árboles más robustos conseguían resistir y hoy muestran sus raíces por las calles del pueblo. Troncos que fueron arrancados por la mitad y que han quedado atravesados, numerosas ramas esparcidas que impactaron contra los vehículos aparcados. Hasta las carpas de las fiestas patronales acabaron con los hierros quebrados. Afortunadamente no había nadie por la calle cuando poco antes de las siete se produjo el reventón térmico que, ante el calor y la sequedad, convirtió en vendaval lo que debía ser lluvia. El intenso contratiempo meteorológico dejó torcido parte del mobiliario urbano que ahora intentan enderezar.

-Redacción-