El animal se aferra a la vida a través de la botella que le ofrecen sus salvadores. Este es el grupo de bomberos que se lo encontró al borde de la muerte. "Estábamos en una intervención y vimos que se desplomaba. Le dimos agua y lo refrescamos por todo el cuerpo porque estaba muy caliente", comentan. Su intervención además de viral, resulto vital para el corzo. Un bonito gesto que surge en mitad de la desolación que ha traído el fuego. Decenas de ganaderos lo han perdido todo y se ha visto cómo algunos han salvado su rebaño in extremis, como un pastor de Moros, en Zaragoza. Solo en los incendios de Galicia los animales muertos se cifran en 250.000, y los que han sobrevivido vagan buscando un alimento inexistente entre cenizas. No les quedará más remedio que huir de un ecosistema que tardará decenas de años en recuperarse.

-Redacción-