Nos acercamos a un rebaño y los mastines corren a nuestro encuentro. Al detectar que no somos un peligro para las ovejas se detienen.

Robustos y de grandes mandíbula, se han criado entre corderos. Son su familia. Si las ovejas salen al monte a pastar van por delante para hacer frente a cualquier peligro, incluso el ataque de un lobo.

En Ávila se han detectado hasta trece manadas de lobo ibérico, un animal especialmente protegido. Algunos rebaños han sufrido pérdidas por su causa, que habrían sido más graves sin la presencia de sus perros guardianes.

La Asociación Perro de los Hierros lleva años promoviendo el intercambio de cachorros de mastines entre los ganaderos, facilitando los cruces y estudiando y divulgando su comportamiento.

El mastín crece en los rebaños para imponer frente a sus depredadores: el equilibrio de la naturaleza.

-Redacción-