Comenzaba la cuenta atrás con todas las vistas puestas en un punto al oeste de Texas. 10 minutos de retraso elevaban la tensión cuando, de repente, una enorme llamarada propulsaba un cohete dispuesto a alcanzar los casi 4.000 km por hora. A 60 km de altitud, la cápsula se ha separado del propulsor y ha seguido subiendo hasta pasar la línea Karman, a 100 km de altura y donde comienza el espacio. En completa ingravidez durante tres minutos, Calleja, a bordo en el asiento número dos, ha podido desabrocharse el cinturón y flotar dentro de la nave. Por primera vez veía la Tierra desde fuera. Unos enormes paracaídas ayudan a la cápsula a volver a casa, posándose en el suelo bajo la atenta mirada del equipo de rescatistas. Salía el segundo, con los brazos en alto y entre aplausos. El niño que hace 50 años jugaba con un cohete hoy era incapaz de contener la emoción. Su tripulación más fiel, la que forman su familia y sus amigos, lo seguían atentos y celebraban el aterrizaje. Hasta el presidente del Gobierno le ha felicitado por su hazaña en redes sociales. Y no es para menos, el aventurero ha entrado de lleno en el selecto club de los que llegan al espacio en un lanzamiento retransmitido por Mediaset. Él ha sido el tercer español en salir de la atmósfera terrestre después de los astronautas Pedro Duque y Miguel López-Alegría. Las horas sin dormir, los ensayos y la espera han merecido la pena.

-Redacción-