En otra noche en la que las laderas de Gran Canaria han seguido derramando fuego, de pronto, prendió la esperanza. El viento ha parado y el incendio perdía fuerza. Una bocanada de alivio en una zona en la que todavía no respiran tranquilos porque el incendio no está extinguido. Aunque los bomberos han evitado que llegue hasta la Reserva Natural de Inagua, el flanco sur sigue activo y esa es la zona que más preocupa. Ahí se encuentra el pinar de Tamadaba. Invadido por las llamas ha quedado menos afectado de lo que esperaban pero los treinta grados y la baja humedad están dificultando la extinción. Las llamas ya han recorrido casi ochenta kilómetros arrasando doce mil hectáreas. Siguen estando muy a la vista de los vecinos y en los puntos donde ya no se las ve la tierra está caliente y podrían reactivarse con el viento.

-Redacción-