Los 1.400 vecinos de la localidad alavesa de Aramaio ni se enteraron del apagón. Apenas 30 minutos duró allí el corte del suministro eléctrico gracias a que la empresa pública local que da energía a esta localidad puso en marcha su generador. San Vicente del Monte, en Cantabria, es el único pueblo de la península en el que no se fue la luz en ningún momento. Fue gracias a un proyecto innovador de almacenamiento de energía con baterías de litio. Otro caso digno de mención es el de Sajambre, esta comarca leonesa ubicada entre macizos rocosos en plenos Picos de Europa. Sajambre sobrevivió gracias al funcionamiento en isla de una de las tres centrales eléctricas de las que se nutre: una modificación que se hizo hace ya 15 años precisamente para no quedar aislados en épocas de grandes nevadas. El día del apagón fue la España rural la que dio el mejor ejemplo de capacidad de adaptación.

-Redacción-