Se ha convertido casi en habitual. A plena luz del día y sin importarles que la playa esté abarrotada de veraneantes, los narcotraficantes atraviesan el río Guadarranque con planeadoras repletas de fardos. Las imágenes captadas por móviles de los propios bañistas molestan a quienes han convertido esta zona en una autopista de la droga. Pero grabar esas imágenes puede salirles caro a los vecinos. Están amenazados. En varias ocasiones minutos antes de que pasen las lanchas, socios de los narcos se acercan a la playa para advertirles que no utilicen sus móviles. A los traficantes les molesta que se difunda su actividad. Deja al descubierto su modus operandi. Temen que esto tenga como consecuencia una mayor presencia policial. Que ya es un hecho en esta zona de Cádiz. Donde los agentes ven como una batalla librar al Guadarranque de semirígidas y cerrar los narcoembarcaderos donde se da el primer paso del negocio de la droga.

-Redacción-