Frutas y verduras impecables, mismo tamaño, color. ¿Pero qué pasa con las que también están aptas para el consumo y no cumplen con la estética y criterios de venta habituales? En algunas empresas como Bene Bono rescatan de la cadena de distribución unas 70 toneladas de alimentos ecológicos al año con hasta un 30% de descuento en su precio de venta. Salida que también se busca en centros comerciales, con descuentos y donaciones para que nada acabe en el contenedor. Desperdicio y pérdidas cero son el objetivo, cada vez más cerca en la producción y distribución en España, de las mejores de la Unión Europea. En nuestro país se aprovecha, según datos de AECOC, el 99,4% de los alimentos gestionados hasta su venta al por menor. En los hogares, aunque hemos mejorado, cada español rellena al año en la basura más de 25 kilos de comida desperdiciada. En siete de cada diez familias, según datos del ministerio de Agricultura, se tiran alimentos. No en la casa de Pilar, como tantas otras ciudadanas, donde se juega con las cantidades. Frutas, verduras y, sobre todo, pasta es lo que más se aprovecha en las casas españolas pero empeoramos a la hora de no desperdiciar leche, legumbres y carne fresca. Nuestro ahorro y el de los propios recursos de la tierra dependen de ello ya que el 30% de los alimentos que se producen a nivel global se acaban desperdiciando. También afectan a las emisiones de gases de efecto invernadero, que representan un 7% del total en el planeta. España, a la espera de la aprobación parlamentaria, puede tener su propia ley contra el desperdicio de alimentos en 2025.