El guía de la cueva de los Casares les advirtió del riesgo. El viento soplaba con fuerza y hacía mucho calor, pero los excursionistas encendieron una barbacoa y el fuego se extendió a toda velocidad. Los propios vecinos intentaron frenar el avance de las llamas con sus tractores, sin éxito. El jefe del retén no le escuchó y los 11 brigadistas que se adentraron en el monte murieron. Quienes conocen el terreno sabían que lo único que estaba en sus manos era intentar salvar los pueblos. El incendio que hace 20 años arrasó Guadalajara quemó cerca de 13.000 hectáreas. La tardía respuesta de las autoridades encendió los ánimos aquellos días, pero la realidad es que la comunidad solicitó la ayuda después de que muriera el retén. Aunque 28 personas se sentaron en el banquillo, el único condenado fue el que prendió la barbacoa.